13 ene 2010

Matrimonio sí, ¿y adopción?

Si se parte del punto de que cada quien puede dormir, entablar relaciones y casarse con quien se quiera; estar a favor de que homosexuales puedan adquirir derechos matrimoniales es fácil y de cierto modo existe consenso salvo en aquellos muy conservadores, fanáticos religiosos u homofóbicos. La verdadera discusión se sustenta ahora en otorgar a los homosexuales la posibilidad de adoptar niños. Dado que dormir en la cama de quien se quiera es un asunto individual, la adopción involucra a un tercero que no elegirá donde crecer ni por quien ser educado.
Se habla de un asunto de fondo que atenta contra la concepción tradicional de la familia, que es la institución en la que más creemos los mexicanos, misma que es impulsada por el catolicismo: la figura de un hogar estable donde un hombre y una mujer en conjunto forman una familia con hijos propios. El debate que ha generado el asunto de la adopción no es algo nuevo, de entrada la existencia de familias de mamá o papá soltero se ve haciendo más común y cada vez más aceptada y parece un debate superado.
La verdadera cuestión de fondo es ir abriendo y reconociendo el derecho de otros a tener los propios, superando los prejuicios o las concepciones religiosas. Este debate ha provocado en nuestro país conflictos armados y discusiones ideológicas, en este caso pareciera que la aprobación de dicha ley fue un atentado directo contra los paradigmas de la iglesia y la naturaleza, si entendiéramos a lo natural como un hijo concebido por un hombre y una mujer. Debemos recordar que también es anti natural darle medicinas a una persona cuando se enferma, ya que lo estrictamente natural sería dejar que la enfermedad siga su curso, incluso si esto significase dejar al enfermo morir. En este caso, es del consenso general el entendido de que las medicinas se le dan a las personas enfermas en pos de preservar y mejorar la vida. La posibilidad de que las parejas homosexuales adopten tiene la misma lógica: “atentar contra la naturaleza” para mejorar la vida.
Debo decir que estoy de acuerdo con dicha posibilidad, y considero que mejora la vida por las siguientes razones: 1) vale la pena destacar que un niño que crece en un hogar donde hay quien se ocupe de él, lo alimente, cuide y mande a la escuela va a tener un mejor futuro que quien crece un una alcantarilla con un destino totalmente incierto, 2) en un país donde nos asumimos todos iguales y libres, no se le puede negar a nadie que tenga la intención sincera de experimentar la paternidad o maternidad, su derecho a elegir libremente, 3) el proceso de adopción en México requiere la realización de extensos trámites y exámenes psicológicos, lo que impide que las personas psicológica o emocionalmente inestables adopten una hija o hijo. La estabilidad psicológica y/o emocional no es limitativa de una u otra preferencia sexual, pues existen tanto personas homosexuales como personas heterosexuales inestables, la diferencia radica en que a éstos últimos no se les miden los niveles de estabilidad psicológica u emocional si deciden (en caso de que sea planeado y deseado) tener un hijo, 4) finalmente, países con mayores niveles de desarrollo y democracias más consolidadas que la mexicana, permiten que las personas homosexuales adopten hijos sin consecuencias negativas en general; los casos particulares van más allá de las leyes y manos del Estado.
Dado lo anterior, matrimonio sí, adopción también.

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