17 feb 2010

iDiference

Ojalá y no haya sido un buen libro, aunque ojalá así hubiera sido mi secundaria...

En lo personal no me considero una persona dependiente de la tecnología, pero se que no disfrutaría de igual manera una vida donde no pudiera acceder a toda la información o a las posibilidades de las que ahora disponemos. Desde que me levanto y reviso Tweetdeck antes de pasar a Facebook en mi iPod Touch (antes de desayunar o aliviarme de la micción matutina), o en las siguientes horas cuando en el trabajo requiero encontrar uno de entre los sesenta millones de contenedores y verificar si efectivamente se descargó en Bremenhaven. Todo al mismo tiempo que reviso el New York Times y me entero sobre los últimos avances de la ofensiva americana en Helmand, hasta llegar a casa y encontrar las últimas estadísticas relevantes sobre la percepción de inseguridad por cada delegación en el Distrito Federal para mi tesis, hasta mi momento de descanso cuando nuevamente con la ayuda de mi iPod Touch (al que afectuosamente le he puesto un nombre) puedo remontarme al cielo con mi Corsair de la segunda guerra mundial a destrozar al primero que como yo se conecte a la misma aplicación Skies of Glory con la intención de pasar un buen rato. Junto con quizá alguno de ustedes u otros millones de habitantes en el mundo, vivo dependiendo del contenido electrónico generado por otros usuarios.

Si bien puedo ser el primero en nombrar algunas ventajas de estar continuamente conectado al internet, bajo el resguardo de alguna red wi-fi o 3G, y aunque desde noviembre que no compro o leo algún libro sé que los segundos serán siempre mis favoritos. Y es que sobre muchas cosas, valoro de sobremanera la intimidad que me da leer un libro. Ya sea un ejemplar de la biblioteca de la universidad, o cualquiera de las novelas que tengo en mi librero un libro esconde posibilidades inconmensurables de interpretación. Un libro cambia a las personas, o por lo menos sus perspectivas, un libro puede acompañarte a cualquier lado, puede que algunos detractores lo mismo expresen de cualquier lector de ebooks, o de cualquiera de las alternativas incluyendo al más reciente lanzamiento de Apple el iPad, pero incluso a este último se le acaba la batería eventualmente. Sin mencionar que su pantalla desgasta la vista más rápido que la de un lector de ebooks convencional.

Un libro genera sentido de pertenencia, si lo compras es tuyo para siempre. Es un objeto que tiene textura, que tiene masa y como bien lo recordamos todos de nuestras idas y venidas a la escuela, tiene peso y entre más libros más pesaban nuestras mochilas. Para algunos el sentido más cautivante de todos es el olfato y los libros tienen un aroma particular. No sólo a viejo, humedad o a papel, todos los que han añorado alguno de sus libros saben de lo que estoy escribiendo. De los libros obtenemos compañía, viajamos con ellos, incluso un buen libro de buen tamaño sirve de almohada. Yo lo he hecho, viaje a las costas de Oaxaca siendo mi ejemplar de Red Storm Rising lo más voluminoso de mi morral. Cuando visitaba Turquía apenas me sentí sólo y lejos de mi cultura latina di con un ejemplar de La Fiesta del Chivo de Vargas Llosa que me senté a leer en las ruinas de la biblioteca de Ephestos. Un libro necesita menos mantenimiento que cualquier lector de libros electrónicos, cualquier libro, si le tienes la suficiente confianza a las personas puedes prestarlo sin problema y no sólo estas prestando el libro, estas compartiendo una experiencia. Un libro no requiere mantenimiento y es mucho más resistente que un iPad. Observación realmente relevante si tus amigos son golfistas.

El mundo cambia rápidamente, hace algunos años la única manera de comunicarnos entre los que aquí escribimos y ustedes que nos leen (gracias) y también escriben en los comentarios (GRACIAS nuevamente) era hablándonos por teléfono, escribirnos cartas o juntarnos para discutir o platicar cualquier tema. Si tengo que ser sincero debo admitir que nunca hice alguna de las anteriores, afortunadamente conocí y utilicé el mIRC desde que convivir con otras personas se me hizo ya no amigable sino también interesante. Utilicé el Messenger (incluso antes de que fuera MSN Messenger y después Windows Live Messenger) con avidez mientras que poco a poco descartaba la Encarta por el contenido en línea, vamos, seguro recuerdan cuando tener una computadora era un artículo de lujo, aunque sólo corriera MS-DOS y para encenderla necesitáramos un disco de arranque, no un CD, sino un Floppy.

Hoy en día podemos acceder a esta página desde cualquier sitio. Desde nuestro celular, netbook, iPod o Desktop y desde el mismo podemos redirigirnos a casi cualquier lugar o cualquier cosa. Sé que hay gente que tiene más "amigos" en Facebook o Twitter que en la vida real. Lo sé por que soy uno de ellos. Todo y todos a la distancia de un click. Sin embargo, la iDiference es que si pudiera escoger una forma de trasmitirles lo anterior, un lugar, un momento preferiría no estar aquí sentado acompañado de todos ustedes los internautas, sino con otras personas platicando de esto, seguro con unas chelas y no escribiéndolo en un post.

No se preocupen, ustedes seguro se enterarían de las conclusiones a las que llegáramos... Podrían leerlo en mi twitter. Y si pueden, varíen un poco, tomen un libro y piérdanse en él.


3 comentarios:

  1. Me recordaste algo que leí sobre los taoístas hace algún tiempo. Ellos decían que cuando realmente lees un libro este se convierte en tu amigo, y forma parte de tu vida ya que "te habla" cuando por alguna extraña razón recordamos alguna situación o enseñanza en la cotidianeidad. Yo tengo muchos amigos libros "Gog" "El arte de amar" cada uno afín a dar sus consejos según se requiera.

    ResponderEliminar
  2. me gusta mucho tu entrada... es la mejor del blog...

    ResponderEliminar
  3. Gracias Pablo, sin comentarios la verdad. Y Omar, no sabía eso de los Taoistas, pero no me sorprendería que quizá se cuenten entre las personas más cultas y felices del planeta. Incluso sean la antítesis de la llamada "felicidad de los ignorantes"

    Saludos

    ResponderEliminar