3 may 2010

Criminalización II

Con esta nota termino mi discusión sobre la legalización de las drogas que empecé hace 15 días con "Legalización I", pero ahora mejor hablemos de la criminalización de otro mercado.
¿No les sorprende que los mismos argumentos que la sociedad da para legalizar las drogas se usen para prohibir otros productos? Si no me creen piensen por un momento en la comida chatarra en las escuelas, los argumentos para prohibirlos son los siguientes: están dañando a nuestra juventud, traerán enormes costos sociales a futuro (particularmente en gasto público para prevención y atención médica), el gobierno es responsable y debe hacer algo, la educación no es suficiente, y prohibir estos productos funciona. Los mismos argumentos para prohibir a los chicharrones y a la cocaína, ¿no les sorprende?
Entre las tradiciones mexicanas en la relación entre gobernados y gobernantes (clientelar, corrupción, complicidad...) una es particularmente relevante en esta nota: todo lo malo que le pase a los primeros es culpa de los segundos; sólo así se expliqua que alguien crea que de verdad es culpa del gobierno que nuestros niños sean tan gordos. Los primeros culpables (como en todo en el tema educativo) son los padres, ningún niño llega a pesar 100 kilos sin la ayuda de sus parientes cercanos y sin embargo quien tiene que responder a la necesidad social es el gobierno.
Lo mismo es con las drogas, pocos problemas sociales nos trae que la gente consuma drogas ,el drama viene con los adictos que acarrean violencia, división familiar, robos, etcétera; nuevamente en vez de que el gobierno encabece una campaña de educación y que sean las familias las que mantengan los niveles de consumo en lo deseable, el gobierno se ve obligado a responder atacando el problema con esa finura que lo caracteriza.
Prohibir alimentos chatarra en las escuelas es lo mismo que prohibir el consumo de drogas, es eliminar a los comerciantes formales y es impulsar un mercado negro con precios más altos y por tanto utilidades extraordinarias. Si se prohíben todos los alimentos que engordan más de lo que alimentan en las escuelas, florecerá el negocio de los que no pagan impuestos y venden tortas, chicharrines y tamales, por arriba  y por abajo de la reja periférica. Al tiempo que castigas a los que pagan una renta para poder vender legalmente en la misma escuela. Además existe la buena posibilidad que los mismos alumnos vean la oportunidad de negocio en esas condiciones de "ley seca" y aprovechen llevando a la escuela 3 latas de Coca para comerciar dos de ellas.
Las escuelas se verían superadas por los mercados negros que ofrecen los mismos productos que querían prohibir, sólo hay un paso que pueden tomar en la misma dirección, prohibir el consumo. Si no puedes castigar a los que ofrecen el producto, puedes limitar la demanda al castigar a quienes adquieran los productos ilegales, pero (en una gran analogía a lo que pasa en la nación con las drogas),¿se imaginan la cantidad de alumnos que serían reportados, suspendidos o expulsados por comprar ilegalmente una memela, una torta de mole o unas lagrimitas con mucho limón y salsa de la que no pica? Así la autoridad opta por hacerse de la vista gorda con el consumo, es más comienza a "asociarse" en el jugoso mercado que han creado, la gente se acostumbra a que lo normal sea comprar en el límite de la escuela y todo mundo aprovecha sus beneficios (los papás llegan por sus hijos y combaten el calor con la nieve, los maestros ya saben que un champurrado los espera y los chamacos tienen más colas para formarse en recreo con muchas más opciones de consumo), resulta que alguno se posiciona como Don y con los demás comienzan a surgir los nombres ficticios (el ruso...), y se vuelven parte importante de la institución, eventualmente ya no sólo ellos dependen del colegio sino que existe cierta simbiosis.

Ya podrán responder, ¿qué pasa el día que llega un director que quiere quitar a todos los vendedores a patadas?, se arman los cocolazos y muchos incluso apoyan a los vendedores olvidando que son criminales y que han perjudicado a sus hijos, sus estudiantes o a ellos mismos.

La criminalización no funciona pero la legalización no es la solución inmediata tampoco; se trata de no cometer los errores que hemos hecho, no prohibamos más cosas, pero a la vez empecemos a legalizar lo que se ha tratado de controlar con balas y leyes; toda sociedad tiene derecho a cometer sus errores y a sentir las presiones del cambio natural que llega con la evolución social, de lo que no tiene derecho es sacrificar vidas por su conservadurismo y su miedo a liberarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario