1 sept 2011

Calderón: Entre la espada y la mota

A cinco años del gobierno del presidente Calderón, no hay un rumbo claro en el barco de seguridad nacional, todo como consecuencia de la guerra contra el narco, misma que a todas luces es interminable, puesto que es un excelente negocio.

El problema es que México no figura como consumidor, de hecho según la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) México es una major drug-producing nation*clic y el verdadero negocio está en trasportar e introducir gran parte de la droga que se produce no solo en nuestro país, sino en el resto de Latinoamérica a EUA que de acuerdo a la misma CIA es el principal consumidor de estupefacientes en el mundo. De aquí la naturaleza de la violencia con la que se pelean las plazas y las rutas para el trasiego de estas substancias, que por cierto al cruzar la frontera multiplican su valor exponencialmente.

Esta situación irremediablemente nos recuerda los años de prohibición de licor en EUA, donde Al Capone construyó un imperio basado en el contrabando ilegal de esta sustancia, con toda la violencia incluida, vale la pena considerar cuantas empresas serias y responsables se encargan el día de hoy de producir las bebidas alcohólicas que consumimos, y de paso pensar en los empleos que generan las mismas.

Después de los lamentables hechos en el Casino Royale el Presidente Calderón prácticamente le solicitó a Estados Unidos la legalización de las drogas en cadena nacional, cuando se dirigió a los mexicanos con motivo de la escalada de violencia que culminó en la tragedia de Monterrey. Vale la pena mencionar que en este mismo discurso el Presidente recordó que EUA además de ser el principal consumidor de drogas en el mundo también es el mayor productor de armas, y por primera vez en la historia México –a través de la Presidencia- le solicita a EUA que acepte su responsabilidad en la violencia que envuelve a nuestro país y al resto de Latinoamérica.

El mayor logro de Calderón es sin duda mantener el país a flote en medio de esta decisión imposible que es la de combatir o pactar con el narco, donde ninguna de las dos opciones es correcta. Calderón continúa entre la espada y la mota.

9 may 2011

Noticieros y diarios en México

En propuesta pública, hemos decidido realizar una serie de encuestas sobre los noticieros y diarios en México. Lo que nos preguntamos es, ¿qué noticiero (diario) ves, escuchas o lees con mayor frecuencia? y, en tú opinión, ¿cuál es el mejor noticiero y el mejor diario en México? Durante algunas semanas estaremos promoviendo encuestas al respecto en este blog, los invitamos a votar semanalmente. Además, envíen sus comentarios por twitter a @propuestapublik, los mejores serán publicados en el blog con los resultados.

2 nov 2010

Gerando Fernández Noroña

3 may 2010

Criminalización II

Con esta nota termino mi discusión sobre la legalización de las drogas que empecé hace 15 días con "Legalización I", pero ahora mejor hablemos de la criminalización de otro mercado.
¿No les sorprende que los mismos argumentos que la sociedad da para legalizar las drogas se usen para prohibir otros productos? Si no me creen piensen por un momento en la comida chatarra en las escuelas, los argumentos para prohibirlos son los siguientes: están dañando a nuestra juventud, traerán enormes costos sociales a futuro (particularmente en gasto público para prevención y atención médica), el gobierno es responsable y debe hacer algo, la educación no es suficiente, y prohibir estos productos funciona. Los mismos argumentos para prohibir a los chicharrones y a la cocaína, ¿no les sorprende?
Entre las tradiciones mexicanas en la relación entre gobernados y gobernantes (clientelar, corrupción, complicidad...) una es particularmente relevante en esta nota: todo lo malo que le pase a los primeros es culpa de los segundos; sólo así se expliqua que alguien crea que de verdad es culpa del gobierno que nuestros niños sean tan gordos. Los primeros culpables (como en todo en el tema educativo) son los padres, ningún niño llega a pesar 100 kilos sin la ayuda de sus parientes cercanos y sin embargo quien tiene que responder a la necesidad social es el gobierno.
Lo mismo es con las drogas, pocos problemas sociales nos trae que la gente consuma drogas ,el drama viene con los adictos que acarrean violencia, división familiar, robos, etcétera; nuevamente en vez de que el gobierno encabece una campaña de educación y que sean las familias las que mantengan los niveles de consumo en lo deseable, el gobierno se ve obligado a responder atacando el problema con esa finura que lo caracteriza.
Prohibir alimentos chatarra en las escuelas es lo mismo que prohibir el consumo de drogas, es eliminar a los comerciantes formales y es impulsar un mercado negro con precios más altos y por tanto utilidades extraordinarias. Si se prohíben todos los alimentos que engordan más de lo que alimentan en las escuelas, florecerá el negocio de los que no pagan impuestos y venden tortas, chicharrines y tamales, por arriba  y por abajo de la reja periférica. Al tiempo que castigas a los que pagan una renta para poder vender legalmente en la misma escuela. Además existe la buena posibilidad que los mismos alumnos vean la oportunidad de negocio en esas condiciones de "ley seca" y aprovechen llevando a la escuela 3 latas de Coca para comerciar dos de ellas.
Las escuelas se verían superadas por los mercados negros que ofrecen los mismos productos que querían prohibir, sólo hay un paso que pueden tomar en la misma dirección, prohibir el consumo. Si no puedes castigar a los que ofrecen el producto, puedes limitar la demanda al castigar a quienes adquieran los productos ilegales, pero (en una gran analogía a lo que pasa en la nación con las drogas),¿se imaginan la cantidad de alumnos que serían reportados, suspendidos o expulsados por comprar ilegalmente una memela, una torta de mole o unas lagrimitas con mucho limón y salsa de la que no pica? Así la autoridad opta por hacerse de la vista gorda con el consumo, es más comienza a "asociarse" en el jugoso mercado que han creado, la gente se acostumbra a que lo normal sea comprar en el límite de la escuela y todo mundo aprovecha sus beneficios (los papás llegan por sus hijos y combaten el calor con la nieve, los maestros ya saben que un champurrado los espera y los chamacos tienen más colas para formarse en recreo con muchas más opciones de consumo), resulta que alguno se posiciona como Don y con los demás comienzan a surgir los nombres ficticios (el ruso...), y se vuelven parte importante de la institución, eventualmente ya no sólo ellos dependen del colegio sino que existe cierta simbiosis.

Ya podrán responder, ¿qué pasa el día que llega un director que quiere quitar a todos los vendedores a patadas?, se arman los cocolazos y muchos incluso apoyan a los vendedores olvidando que son criminales y que han perjudicado a sus hijos, sus estudiantes o a ellos mismos.

La criminalización no funciona pero la legalización no es la solución inmediata tampoco; se trata de no cometer los errores que hemos hecho, no prohibamos más cosas, pero a la vez empecemos a legalizar lo que se ha tratado de controlar con balas y leyes; toda sociedad tiene derecho a cometer sus errores y a sentir las presiones del cambio natural que llega con la evolución social, de lo que no tiene derecho es sacrificar vidas por su conservadurismo y su miedo a liberarse.

19 abr 2010

Legalización I


Desde hace algún tiempo he querido escribir sobre el tema de la legalización de las drogas y de los mitos y confusiones que giran a su alrededor; con esta nota comienzo un debate sobre la necesidad de esta reforma legal mencionando algunos puntos que a muchos se les han escapado.

Quiero empezar por lo que a cualquier economista que se respete le debe ser obvio, de legalizar las drogas más personas van a consumir y los que ya consumen lo harán en mayor medida. Suponiendo que la droga se comporta como un bien normal (es discutible que todas las drogas que hoy son ilegales se comporten de esta manera pero creo que podemos coincidir en que el género se comporta de forma normal) la caída en el precio que provocará la legalización impulsará la demanda; además esta caída en el costo es doble, ya que no sólo caerá el precio formal del producto sino que también el costo social disminuirá con la aceptación tácita del consumo del producto.

Discutiendo la caída del precio he encontrado quien cree que esto no tiene que ser así, pues están en un tristísimo error, si las drogas se legalizan pero se les establece un precio artificialmente elevado se mantendrá vigente un mercado negro de drogas, tradicionalmente llamado narcotráfico. De hecho el precio no podrá ser igual al actual tampoco porque lo único que lograrían es que los narcotraficantes disminuyan su margen de ganancia creando el mercado negro previamente sugerido. 

La existencia de cierto narcotráfico no es tan terrible, supongamos que el precio es inferior al actual (castigando los beneficios de comerciar drogas ilegalmente) pero que el gobierno tiene la brillante idea de limitar la oferta (por ejemplo) a 2 churros diarios, los que quieran más tendrán que financiar a un grupo ilegal pero éste no tendrá la fuerza, el tamaño o la importancia que los grupos delicuenciales tienen ahora.

La segunda gran confusión al respecto de la legalización es que muchos creen que ésta detendría la violencia que hoy nuestro país vive, nuevamente una triste confusión. Pese a que mañana la heroína se vendiera en el oxxo, los que ayer comerciaron mariguana siguen siendo delincuentes y deben de ser perseguidos por la autoridad; al tiempo que los delincuentes tendrán desventajas competitivas para casi todos los sectores de empleo formales (excepto la naciente industria de las drogas legales) por lo que seguirían propensos a sostener sus ramas de financiamiento ilegal (trata de personas y prostitución, extorsión, secuestros, tráfico de armas, etcétera) que pueden ser incluso más lacerantes para la sociedad que el actual narcotráfico.

Es importante mencionar que además estamos cambiando unos males por otros, socialmente el uso individual de las drogas es una actividad indeseable y costosa, se requerirán inversiones en educación (que ya sabemos lo eficiente que suele resultar en nuestro país) y en salud para transitar de una batalla militar contra las drogas a una guerra de salud pública.

Terminado este argumento me gustaría regresar a un punto que mencioné hace dos párrafos, los narcos tienen ventajas en la naciente industria, nadie como ellos conoce las rutas óptimas de distribución, la densidad de consumo, los métodos más eficientes de almacenamiento, y muchas más ventajas. Si legalizamos las drogas, las mantenemos privadas (como espero que sea, pero es un sueño guajiro) y se detiene la persecución de los  que ya son criminales, el resultado será facilitar la actividad comercial y alterar la naturaleza de una parte importante de su negocio, pero no lograrán desmantelar a los grupos criminales, ni desaparecerán muchas de sus practicas tradicionales de "competencia".

Existe una terrible traba para que la legalización de las drogas en México tenga algún beneficio, se llama Estados Unidos de América y es un problema por dos razones: relaciones internacionales y mercados alternos. Resulta que México sigue siendo un mercado pequeño para el consumo de las drogas de las que estamos hablando y que el negocio en serio está al norte del río Bravo, así que la legalización en México sólo cierra (o podría cerrar) un mercado minúsculo relativamente al que se mantendría abierto en EE.UU. si no las legalizan allá. Como ya una nota en este blog menciona, de nada sirve que nosotros legalicemos las drogas si el negocio sigue abierto con el principal cliente. La segunda razón es que (pese a que le duela a todo mundo) necesitamos el apoyo de Estados Unidos, pensar en represalias que limiten el flujo de turistas gringos a nuestro país, la entrada en vigor de trabas arancelarias o cosas tan sencillas como cambios en los niveles de riesgo supuestos por las calificadoras financieras, tendrían un costo elevadísimo en la economía nacional y por lo tanto un costo político para los que hayan pasado la ley. Necesitamos que ellos las legalicen primero.

Al final la legalización de las drogas es un tema de libertad, ¿cuándo dejará el gobierno de prohibir y comenzará a educar?, ¿será que el gobierno es tan superior a la sociedad que de verdad sabe de manera tan evidente lo que nos conviene y lo que no?, el costo social que representa el consumo de drogas debe ser compensado, pero con impuestos, no con balas.

14 abr 2010

¿Qué chingaos hacemos con el narco?

De vez en siempre la guerra que el ejecutivo lleva contra el narco surge en pláticas de café, y con los amigos tan distintos que tengo siempre hay ingredientes y reacciones diversas. Está el pesimista que dice que es una guerra perdida y que ya nos llevó el tren a todos, el optimista que está convencido de muy pronto será anunciado que ganamos y todas las casas y calles serán pintadas de rosa pastel, tampoco falta el revolucionario que dice que el ejército está quebrantando los derechos y las garantías de nuestros “camaradas”, y algunos más que no vale la pena mencionar.

La posición que siempre he defendido, oscila entre lo conservador y lo realista (según yo), por una parte estoy completamente de acuerdo en que ningún jefe de estado que se respete puede darse el lujo de ignorar un problema que cobra tantas vidas, se mofa de la autoridad y en el camino vulnera la tranquilidad de las familias. También estoy convencido de que la fuerza no es la respuesta por si sola.

Cuando un negocio es tan lucrativo como el del narcotráfico, es de esperarse que los “corporativos” que lo controlan cuenten con toda una serie de logística para su operación, aún mas si tomamos en cuenta el alto riesgo que representa operar este tipo de empresa, por lo cual considero que atacar exclusivamente a los capos de la mafia no resuelve nada, jefes irán y jefes vendrán, el riesgo es que el jefe nuevo sea mas poderoso, peligroso y preparado que el anterior.

Está la opción de la legalización, que para ser claro: No me agrada ni tantito. Cuando pienso en E.U.A. donde es legal poseer, portar y transportar armas, de inmediato vienen a mi mente balaceras en escuelas, asesinos en serie, y mil cosas mas muy particulares de ese país, por lo que me aterra lo que pasaría en México si legalizamos las drogas. Además para esos tercos que siguen defendiendo el asunto déjenme recordarles que el negocio para el narcotráfico es la venta en E.U.A. y no en México, así que aunque legalicen el consumo en México presiento que transportarla a nuestro vecino del norte va a seguir siendo ilegal ¿Qué se resolvió?

Así que me quedo y los dejo con la misma pregunta que muy probablemente se hace nuestro presidente y su gabinete de seguridad ¿Qué chingaos hacemos?